domingo, 17 de marzo de 2013

La Rocosa de Moralzarzal. Una y no más.

Por primera vez me había apuntado a una de estas marchas multitudinarias que tan de moda están los últimos años. Esta no se trataba de una maratón tal cual, era de 48 kilómetros, lo que la hacía asumible para un globero como yo y no suponía todo el día con la bici, podía comer en casa. La marcha la verdad es que me pareció atractiva, englobada dentro del circuito 4 estaciones organizado por Last Lap, con amplia experiencia y que de un par de años a esta parte la gente no hablaba mal de sus marchas. Si que me hacía dudar los 2000 inscritos, mucha tela como no nos metan por una autopista. El caso es que a las 7:45 suena el despertador y allá que voy, a ver que me encuentro. Antes de las 9 estoy ya en el polideportivo de Moralzarzal y a las 9:15 he recogido el dorsal, me he bebido dos vasos de calo y comido unos cuantos pistachos, todo ello ofrecido por la organización. Desde luego, esto empieza bien, no hay colas para el dorsal y ya hay avituallamiento antes de empezar. A las 10 en punto se da la salida. Yo me coloco a cola para poder ir a mi ritmo sin que la gente me vaya atosigando por detrás, seré yo el que vaya adelantando gente cuando lo considere oportuno. Aunque todavía no ha empezado a llover, el color del cielo ya nos va poniendo en situación y me doy cuenta que esta vez Aemet no va a fallar, ha ido retrasando las lluvias toda la semana y cambiando la nieve por agua, pero el domingo era lluvia segura por más páginas de predicción que visitara. El inicio es una pista ancha con mucho barro y ya nos vamos haciendo a la idea de que nos vamos a mojar un poquito, hay mucho barro, aunque por lo menos es del que te hace resbalar y mancha la bici pero no lastra demasiado, y de momento se pueden ir salvando los charcos. Este primer tramo se hace muy lento, somos muchos y a la menor dificultad hay frenazos, pero no se lleva mal del todo y a partir de los 3 kilómetros ya podemos rodar más o menos a nuestro ritmo. Eso hasta que llegamos a la primera subida, sin ninguna dificultad y no demasiado exigente, pero ya hay gente que se para y se baja de la bici, así que yo viendo el ritmo de subida decido hacerla andando, voy a la misma velocidad y me evito algún enganchón. Una vez superada esta subida ya se va despejando más el tema, aunque si que se forma algún pequeño tapón que obliga aponer pie a tierra. A estas alturas ya llovía a gusto y habíamos pasado algún charco de esos que parece que la bici se va a quedar buceando. Lo bueno es que como vamos muchos ya ves que se pasa bien y te lanzas sin miedo aunque no veas por donde nadas. Y todo iba bien hasta que llegamos a las faldas de la Pedriza. Una vez dejada atrás la entrada al parque y con un pequeño paseo de empuja bike de 10-15 minutos llegamos a un sitio donde no se podía pasar con la bici ni yendo solo. Consecuencia: más de media hora parados. En algunos momentos me empiezo a mosquear, aunque tampoco demasiado. Para mi es un fallo de la organización meter a 2000 personas por aquí, no se puede hacer una marcha de estas y querer tener un recorrido divertido. Con tanta gente no puedes salir de las pistas y creo que si alguien de medio ambiente pasa por allí mañana y ve los destrozos que hemos hecho por intentar adelantar algo saliéndonos de la ruta marcada no me extrañaría que prohibieran estas marchas. Yo personalmente lo haría a no ser que fueran por pistas anchas todo el tiempo. Ya habíamos pasado lo peor y el cuenta marcaba ya 17 kilómetros, quedaba muy poco para el primer avituallamiento. Buena noticia, aunque parecía que eramos muchos, no me cuesta conseguir barritas, geles y fruta, muy bien este punto. Me zampo las dos barritas y sigo ruta que ya veo que se me va a hacer muy tarde. Al llegar a Becerril veo que hay otro tramo de empuja bike. Aunque me encuentro bien y no tengo frio, no estoy dispuesto a pasar otro rato con la bici parado. Son más de las 12, he pasado un rato con la bici, me he manchado y aunque no he hecho muchos kilómetros no me apetece seguir con esto, así que cojo la carretera y enfilo a Moralzarzal, ni ruta larga ni leches, a llegar cuanto antes al coche, ducharme y por lo menos a llegar a comer a casa. Entro en meta y ni paro, me voy directo al coche, guardo la bici y a la ducha. Aquí viene lo mejor de la carrera esta, las duchas eran bastante abundantes, al menos cuando yo he llegado había sitio para todos, y el avituallamiento final más que suficiente, bebidas, galletas, fruta y perritos calientes. Me zampo dos perritos, cojo la mochila de los regalos y a casa duchadito. Lo peor va a ser sacar toda la ropa embarrada en casa. Como experiencia no ha estado mal, me picaba el gusanillo de estas marchas y ya he hecho una. Es muy probable que alguna vez me piquen los amigos y vaya a alguna más, pero mi intención es no volver a pagar por una cosa de estas. No se puede hacer un recorrido medianamente atractivo para 2000 personas. Supongo que la lluvia lo habrá hecho todo peor, pero el trozo de recorrido que yo he visto me parece bastante aburrido y las partes divertidas no las disfrutas por la cantidad de gente, aparte de los tapones. Que no se entienda como una crítica a la organización, en todo lo que está en su mano han estado muy bien, quizá el tramo del tapón deberían haberlo cambiado, por ahí no pueden pasar ni 30 personas juntas sin bajarse, como para meter 2000, pero los avituallamientos, las instalaciones, la recogida de dorsales, etc, han estado muy bien, al menos lo que yo he visto. No pongo ni track puesto que no he hecho ni la mitad de la ruta, por camino creo que he hecho 23 - 24 kilómetros y he cogido la carretera para ir a Moralzarzal y abandonar. Después de probar esto de las marchas, creo que no volveré a escribir una entrada con las marchas que se celebren, para mi esto no es mountain bike. Lo bueno de la ruta, la zapas de invierno que me he pillado son buenas de verdad, hasta el final no se me han mojado los pies y eso que he estado en charcos con el agua por la espinilla.

lunes, 4 de marzo de 2013

Un paseo por el Soto de Viñuelas.


El pasado domingo me volví a juntar con uno de los grupos con los que salgo en bici de vez en cuando, aunque el invierno pasado fui bastante asiduo a sus rutas quincenales, hacía ya casi un año que por diferentes motivos no nos veíamos.
Aunque la asistencia no fue ni mucho menos elevada, si que fue suficiente para que nos diéramos una vuelta con la bici en un domingo en el que había estado de alarma por bajas temperaturas, así que la cosa prometía y además me permitiría probar mis recién compradas botas de gore tex en condiciones adecuadas.
La ruta elegida fue la que solemos hacer cada año como comienzo de temporada, bueno, la suelen hacer el resto, porque a mi no me gusta y normalmente me la salto. Además de no gustarme mucho el recorrido, me fastidia tener que coger el coche para ir a un sitio que no aporta nada respecto la Casa de Campo y no digamos El Pardo, pero esta vez y por ver a los compañeros me apunté.
Empezó todo como el culo, un poco antes de llegar a Sanse el coche empieza a calentarse. Me paro en una gasolinera y no tiene ni pizca de agua. Otra más para aumentar mi estima por esta ruta.
Relleno el depósito y llego al polideportivo de San Sebastián de los Reyes. Allí está ya Luc montando su bici, calzándose y demás zarandajas propias de la pereza que da montar en bici con este frio y a esas horas, y es que hacen falta ganas para levantarse un domingo a las 8 de la mañana con temperaturas bajo cero para darse una vuelta en la bici.
Al rato llega Santi y nos confirma que estamos todos, así que nos preparamos, nos vestimos y empezamos a andar. Para empezar una buena cuesta y nada más pasarla una bajada rapidilla para llegar a las afueras de la urbanización del Race (creo que se llama así), una ración de calle asfaltada y casoplones de los que nunca tendremos y vuelta a los senderos.
La ruta es bastante suave y discurre junto a la tapia que delimita el Soto de Viñuelas, que debe ser la finca privada de algún noble y que incluye castillo y todo.
Hasta llegar a los alrededores de Tres Cantos es la zona más entretenida, porque una vez que llegamos a las inmediaciones del polígono el camino se vuelve un poco más pestoso, con pistas más anchas, paisajes menos verdes y un poco sensación de estar rodando por descampados en lugar de por el monte.
En esta zona ya empezamos a cruzarnos con más gente, ya es media mañana, ha salido el sol y el tiempo no es como lo habían pintado, al final se va a quedar una buena mañana y todo. Nos cruzamos con bastantes ciclistas a los que se nota que están empezando en esto y con bastantes corredores, algunos casi van más rápido que nosotros, para que os hagáis idea del ritmo.
A estas alturas Santi ya dice ir tocado y bajamos un poco el ritmo.
Sin más que comentar llegamos al carril bici y hacemos el tramo correspondiente hasta llegar al cementerio de La Paz, donde empieza el camino de vuelta.
Esta parte es bastante entretenida, es ligera bajada y vamos a buen ritmo, eligiendo según el tramo entre la pista ancha y el sendero estrecho que va a su lado.
Y cuando creíamos que estaba todo hecho y que no nos íbamos a cansar más, nos llega una subida bastante interesante. Me pongo a tirar, aunque eso solo lo note yo al sentir el cansancio, no porque se aprecie un ritmo decente, y cuando llego arriba no veo a mis acompañantes. Me extraña tanta distancia, pero lo mismo van tocados de verdad. Cuando llegan a mi altura me devuelven al suelo, en una bajada se han chocado y han caído, aunque no se han hecho nada han perdido algo de tiempo y por eso he llegado con tanta diferencia arriba.
Y esto ya si que es el final, un pequeño tramo de llaneo hasta salir de la tapia y vuelta a los coches.
Otra vez que no he disfrutado esta ruta, el recorrido no tiene grandes atractivos para mi, pero es que además por una cosa o por otra siempre me pasa algo que me fastidia la ruta. La primera vez fue en una nocturna y era no llevar la iluminación adecuada, otra vez los continuos retrasos y ver que no llegaba a comer a casa y esta vez pensando en el coche, en si podría llegar a casa y el palo de la reparación.
Tengo que probar algún día a hacerla desde casa para meter kilómetros, aunque tampoco me hace gracia ir por el carril bici con la de montaña, por lo menos si será una ruta durilla con 30 kilómetros de carril y otros 30 de campo.
Yo personalmente no recomiendo esta ruta si vives en Madrid, pero si te pilla cerca de casa es una buena opción para rodar por el campo y para iniciarse en esto, hay zonas de senderos que si se hacen entretenidas, aunque para mi pesen más los tramos en la urbanización y la parte de llegada a Tres Cantos.