martes, 4 de septiembre de 2012

El anillo verde ciclista de Madrid.


El sábado, para retomar la bici después de las vacaciones, me di una vuelta por casi todo el anillo verde ciclista, un carril bici de casi 80 kilómetros de longitud que rodea la capital siguiendo más o menos el itinerario de la M40. Esto es lo que vi.
Empezamos la ruta a la altura de Puerta de Hierro, enfrente del hotel Monte Real, para ir hacia el norte buscando los nuevos barrios de esa zona.
Lo primero que llama la atención y que es una constante en todo el carril cuando pasa por barrios de nueva construcción, que es casi la mitad del recorrido, es que discurre por el bulevar central de las avenidas y que para pasar las numerosas rotondas pasa a las aceras laterales, cruza la calle que salga a derecha o izquierda de la rotonda y vuelva al bulevar central, total, 3 cruces con semáforo para cada rotonda.
Otro aspecto curioso es que aunque discurra por zonas con aceras bastante anchas, la zona roja incluye el carril bici con los dos sentidos de circulación y otro carril reservado a peatones en el que no caben más de dos personas y sin separación de la zona de bicicletas. Aparte, la anchura de los 3 carriles es insuficiente para circular dos ciclistas o dos peatones en paralelo, ¿Qué ocurre?, que normalmente a no ser que vayas solo a toda pastilla, invades los carriles que no son tuyos con el consiguiente peligro.
El anillo discurre por Montecarmelo hasta la carretera de Alcobendas a Fuencarral, allí desaparece unas decenas de metros, menos mal que la zona suele estar concurrida y con seguir a los demás ciclistas encuentras de nuevo el carril unos metros más adelante y al otro lado de la carretera. Un túnel largo y sorprendentemente limpio y bien conservado nos permite pasar por debajo de las vías de salida de Chamartín y entrar en el barrio de Las Tablas. Nada más pasar este túnel, el camino que toman todos los ciclistas nos hace pensar que o bien la zona que tenemos por delante está en mal estado o que da mucha vuelta y merece más la pena ir por las calles que por la vía ciclista, porque muchos se desvían para tomar otro camino que como vimos después, es mucho más recto y me atrevería a decir que más seguro, tanto semáforo y tan poco tráfico hace que vayas prestando menos atención y saltándote semáforos para no eternizarte. Por las calles casi no hay coches y los cruces los haces directamente sin tener que pasar de la acera al bulevar constantemente.
De aquí, dando una buena vuelta y por eso la gente se desviaba, llegamos a Sanchinarro. En este barrio en algún punto debe haber un error en la señalización o una zona poco clara de lo que es el anillo ciclista y lo que es otro carril bici, en un momento dado llegamos a la puerta de las nuevas cocheras de la EMT y tenemos 3 opciones de continuar, una que claramente te lleva al barrio-descampado de Valdebebas y otras dos, una que parece que es nuestro camino a seguir pero que desaparace durante unos 30 metros y otra que tiene pinta de sacarte de Madrid e ir en dirección contraria a la que deseamos. Después de preguntar, resulta que nosotros no hemos llegado allí por el anillo ciclista, la vía de la derecha es nuestro camino y la de la izquierda por donde se supone que deberíamos haber llegado, pues es el anillo verde también. Tampoco hay ninguna señal que te mande hacia la puerta de las cocheras que es dónde continúa el camino.
Pasado este punto cruzamos la carretera del Aeropuerto y nos ponemos junto a la M40, incluso justo encima en algún punto, para dirigirnos hacia el Campo de las Naciones. Aquí hay un punto un poco lúgubre, el carril va por una zona de campo por debajo de una autopista entre las columnas que la sujetan, pero realmente está en buen estado y no es una zona peligrosa.
Por aquí llegamos al estadio de La Peineta, que sigue de obras, y eso que iba a albergar todas las competiciones de las olimpiadas de 2012, y al barrio de Las Rosas. Por aquí todo bien, si acaso algún cruce de calle de más, sobre todo porque vamos pegaditos a la M40 y no parece necesario meterse en la primera manzana de la ciudad en lugar de rodar por fuera de esta.
Cruzamos la A3 y rodamos muy cerca del nuevo barrio de Vallecas, puede que sea Santa Eugenia, pero no conozco mucho esta zona.
Ya llevamos unos cuantos kilómetros, y aunque el ritmo ha sido muy suave y no hemos pasado apenas cuestas, empezamos a ir tocadillos.
Ahora nos toca un tramo de bajada por la zona de entrevías y desembocamos en la Caja Mágica, donde se pierde otra vez el carril. Todo hace indicar que hay que entrar al parque, pero por dentro de este no se ve ninguna señal ni marca que indique el recorrido. Nosotros entramos al parque y la indicación que encontramos es el camino para ir a Madrid Rio. Como esta conexión la desconocíamos, no vemos indicaciones del anillo verde y ya tenemos hambre, nos metemos a Madrid Rio y en Legazpi nos metemos una pizza, grave error.
Decidimos no volver a buscar el anillo y seguir por Madrid Rio, el ambiente debe ser bueno y seguro que algo curioso nos encontramos. Pero no, para mi el camino se hace penoso, echaría la pizza allí sin ningún problema, me pesa la tripa, las piernas y para colmo el culo ya debe ir como la bandera del Japón, mucho tiempo de bici para llevar 1 mes sin tocarla. El trozo desde el Puente de los Franceses hasta la Dehesa de la Villa lo hacemos por el GR que va junto a la M30 y se me hace un infierno.
Finalmente, llegamos a la Dehesa de la Villa y damos por concluida la ruta.
Conclusiones que he sacado del publicitado Anillo Verde Ciclista:
No sirve para utilizar la bici como medio de transporte. Las distancias son muy largas y hay tantos cruces y semáforos que hace que los trayectos sean eternos y con más kilómetros de la cuenta.
Sirve para montar con los niños, pero lo veo hasta peligroso por la cantidad de cruces y el hecho de compartirlo con adultos que lo utilizan a una velocidad excesiva para el tipo de vía que es.
No sirve para practicar ciclismo como deporte. Por la cantidad de semáforos y porque está invadido por niños, patinadores, peatones y cuantas cosas puedas imaginar, aparte de que es muy estrecho.
Sirve para engordar la cantidad de kilómetros de carril bici de la capital, un dato muy bonito para sacarlo en las elecciones. Durante bastante tiempo solo esta vía que no sirve para nada suponía más del 50% de los kilómetros de carril bici.
Para mi, lo único positivo de este anillo es que mucha gente se anima a coger la bici porque les pilla cerca y lo creen un lugar ideal para montar. Si prueban la bici aquí y repiten y les gusta, poco a poco irán descubriendo otras cosas y terminarán siendo aficionados a la bici, y quién sabe si poco a poco alguno se atreverá a saltar a la calle y utilizar la bici como medio de transporte, y esto no es poco, lo que dudo es que compense el gasto de hacer este carril.
Otra duda es si de verdad no había otra forma de hacerlo, más barata, con menos obra y más útil.

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